Un renga-kasen de Matsuo Basho

Este renga-kasen fue realizado en 1690. En él participaron Basho, Kyorai, Boncho y Shiho: en este mismo orden alternaron sus versos. La versión inglesa aparece en Haiku, de R.H. Blyth (Vol. I). Aunque en su obra Blyth aclara algunos pasajes que resultan confusos, también la oscuridad puede ser disfrutada: todo está en que seamos capaces de inventarnos historias para hilvanar las secuencias o, todavía mejor, asumir el deleite de sus incertidumbres.

HATSUSHIGURE
PRIMERA LLUVIA INVERNAL

Su plumaje
bruñe el milano.
Primera lluvia invernal.

Una racha de viento
sobre las quietas hojas.

Muy de mañana,
con el calzón mojado
cruza el río.

Un arco de bambú
que espanta los tejones.

Cubre la hiedra
las tablas del portón
bajo la luna.

No comparte con nadie
las afamadas peras.

Con trazo suelto
los esbozos a tinta.
Se va el otoño.

Ah, qué comodidad,
estas medias tejidas.

Reina la paz
en todos los contornos.
Ni una palabra.

La aldea. A mediodía
soplan el caracol.

Deshilachada
estera de dormir.
Ya tiene un año.

Los pétalos del loto
cayendo de uno en uno.

Las escudillas
llenas con sopa de algas.
¡Vaya exitazo!

Siete millas o más
aún faltan de camino.

También esta primavera,
el criado de Rodo
firme en su puesto.

Cortando los injertos
bajo brumosa luna.

Junto a la artesa
de piedra ya musgosa,
cerezo en flor.

Desvanecida al fin
la ira de la mañana.

Una comida,
pero engulle la cuota
de un par de días.

Claro que va a nevar:
viento norte en las islas.

Cuando oscurece
se va al templo en la cima:
prende un candil.

El cuco compartiendo
con todos su canción.

Ha enflaquecido
tanto que ya no logra
salir del lecho.

Tirando del carruaje
que le prestó el vecino.

Deja a su galán
en el seto de abrojos,
y también sufre.

Le devuelve la espada:
es hora de partir.

Con desespero,
desenreda sus trenzas:
qué enmarañadas.

Así se ve: frenética,
incubando delirios.

Cielo sin nubes.
Aún al amanecer,
lívida luna.

Lago Biwa en otoño:
helado el monte Hira.

La puerta rústica:
al alforfón robado
dedica un waka.

Vestido de algodón
en la tarde ventosa.

Duerme con otros,
Y luego deja atrás
el hospedaje.

El cielo rojo aún:
rugidos de las nubes.

En el taller,
monturas de caballo.
Cerezo en flor.

Entre las hojas mustias
del níspero, los brotes.

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2 respuestas to “Un renga-kasen de Matsuo Basho”

  1. Gerardo M. Says:

    Excelente traduccion Maestro! Gracias por darla a conocer.
    saludos desde Florida,

    G

  2. jorgebraulio Says:

    Gracias por el comentario. Próximamente publicaré otro renga de Basho y sus discípulos.

    Saludos desde La Habana,

    Jorge braulio

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