Primera lluvia invernal (1)

Disfrutemos estas glosas a propósito de renku-kasen Hatsushigure –Primera lluvia invernal-. Las escribió R.H. Blyth, el más eminente estudioso del haiku en Occidente quien, a propósito de esta obra, dijo:

Creo que muy pocos le hallarán ni pies de cabeza a este enrevesado poema; es mucho peor que los libros proféticos de Blake. Sin embargo, debe ser recordado que cuatro seres vivientes se sentaron una vez para componer este poema, y que uno de ellos, el más grande poeta que ha producido Japón, estaba en su plena madurez. Vale la pena intentar vislumbrar lo que ocurría en sus mentes cuando hicieron esta sucesión de estrofas. Es como un rollo pintado que se despliega, lentamente, ante nosotros. No se presume que lo veamos completo sino en nuestra mente, como un registro cambiante de escenarios y estados de ánimo. Cada estrofa se relaciona con la precedente y la que le sigue, pero no con aquellas que están más alejadas. Vayamos, estrofa por estrofa, explicando las oscuridades y resaltando la asociación de ideas.

Hokku:
Invierno

Sus plumas
acicala el milano.
Primera lluvia invernal.

El énfasis recae en las plumas más que en el ave, que las ordena ya que están húmedas por la lluvia.

No.2
Invierno

Una racha de viento
sobre las quietas hojas.

Este verso llena el escenario tras el milano, el cual es bien nítido. En este sentido, el verso precede al hokku en tiempo.

No. 3
No estacional

Muy de mañana,
con el calzón mojado
cruza el río.

Hemos visto un bosque, y en una de sus ramas desnudas un solitario milano se ha posado bajo la lluvia. Ahora se dibuja la silueta de un hombre en el cuadro. Al lugareño se le ve vadeando el río, indiferente a que se le humedezcan los calzones en tan temprana hora de la mañana. Gramaticalmente, este verso es incompleto y nos conduce a un cambio de asunto, o a un nuevo aspecto del que le precedió. El agua helada del río chorrea a través de la página.

No. 4
No estacional

Un arco de bambú
que espanta los  tejones.

A menudo, se colgaba un arco cerca de los bosquecillos, al borde de los cultivos, para espantar a los tejones, ciervos y osos salvajes. Este arco era una especie de espantapájaros (por supuesto, una superstición producto de la mente de los campesinos). El arco está colgado cerca del río que el humilde campesino está cruzando.

No. 5
Otoño

Cubre la hiedra
las tablas del portón
bajo la luna.

El mairado es un tipo de puerta con numerosas piezas pequeñas de madera entrecruzadas, clavadas sobre tablones. Al final del campo donde el arco espanta-tejones está colgado, hay una mansión. La hiedra se arrastra en torno al portón, y la luna se inclina sobre él. Algunos piensan que se trata de la entrada de un templo en la montaña.

No. 6
Otoño

No comparte con  nadie
las afamadas peras.

Este verso parece una referencia a un pasaje de Tsurezuregusa, Sección II, de Kenkó (1283-1350). En esa obra, el autor cuenta su llegada a una solitaria y silenciosa ermita que le pareció admirable hasta que vio una cerca alzada en torno a los naranjos, palpable evidencia de que quien allí vivía aún albergaba egoísmo y codicia en su corazón.

Fuente:
R.H Blyth: Haiku. Vol. 1. Hokuseido Press. Tokyo, 1947

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