Tomokaku mo anata makase no toshi no kure
Aún así,
sometido al Más Allá,
el fin de año.
Issa
Escrito el 29 de diciembre de 1819, éste aparece al final de la obra de Issa, Oragaru, acompañado de los siguientes preceptos que expresan la postura religiosa de Issa. En parte, representa lo que Shinran pudo haber dicho en el Tanisho; en parte, es una crítica a los miembros de la secta Shin a la que pertenecía Issa. He aquí una traducción bastante libre de lo que dice Issa:
“Aquellos que ponen todas sus fuerzas en el Otro Poder, y dependen por completo de él, dicen: «Fe en el Otro Poder, Fe en el Otro Poder», atados a las cadenas del Propio Poder, caen estrepitosamente en el infierno del Propio Poder. Entonces le ruegan a Amida que cubra con el espíritu búdico las inmundicias de su propia falta de iluminación: son realmente la encarnación del Propio Poder. Pueden preguntar, «¿Qué estado de ánimo se ajusta a su concepción de las cosas?» La respuesta es: no hay nada especialmente difícil; solo hay que deshacerse de todo el sinsentido en torno al Poder Propio y el Otro Poder, dejándolo flotar en el mar de Chikura. La Gran Cosa del otro mundo, es sencillamente postrarse ante el Nyorai e implorar que le envíen al Paraíso o al Infierno, según sus preferencias. Una vez decidido de tal modo este asunto, decimos: Namuamidabutsu […]
En tal momento, ¿por qué ha de decir Nembutsu fingiendo la voz? Aunque no lo invoquen, Buda mantiene su palabra. Esta es la verdadera paz de la mente.”
El término anata, traducido como Allá, es una palabra japonesa que significa «Tú» y, literalmente: sobre ese lado. Con ella aflora la diferencia entre Jôdo, la Secta de la Tierra Pura, y el Zen, que se basa no tanto en la distinción entre el Otro Poder y el Propio Poder, sino en la manera en que se produce la unidad de ambos. En Jôdo, simplemente nos sometemos al Otro Poder; desde el principio nos damos cuenta de que no seríamos nada por nosotros mismos, y que cuando no tenemos voluntad propia, se realiza la voluntad de Dios a través de nosotros. El peligro aquí, como apunta la declaración de Issa, es que al someterse al Otro Poder, las personas piensan que están sometidas a algo […]. Es decir, el peligro está en la división entre el yo y el otro.
En el Zen , el gran objetivo es la destrucción de la distinción entre el yo y el otro, esto y aquello, bueno y malo, iluminados y no iluminados. Y cuanto más nos adentramos en Jôdo y el zen , la diferencia entre ellos es menor. Por ejemplo, si comparamos a Issa, creyente de Jôdo, con Bashô, estudioso del Zen, nos sorprenderá el hecho de que el yo de Issa colorea cada verso que escribe, mientras que el yo de Bashô se funde al rozar el más mínimo objeto, un guijarro o el rocío . Ese aùn así es el zorro que roe las entrañas de Issa, el dolor y el remordimiento por el pasado, la mente dividida en el presente, las esperanzas y los temores de cara al futuro.
Pero el significado del verso, la sumisión y la renuncia, están en armonía con la estación, el invierno de la mente, el fin de año de Issa .
Fuente:
R. H. Blyth: Haiku. Vol. IV. Hokuseido, 1951
Versión libre: JB