Una singular muestra de la poesía tradicional japonesa del Haiku se hizo presente en La Habana, a través de la mirada de adolescentes cubanos, que en pintura y poemas supieron captar el ancestral espíritu nipón sobre la sensorialidad de la naturaleza.
Y no podía ser mejor el homenaje a Matsuo Bashō (nacido como Matsuo Kinsaku, Ueno, 1644 – Osaka, 28 de noviembre de 1694), el poeta más famoso del período Edo de Japón, quien durante su vida fue reconocido por sus trabajos en el Haikai no renga y considerado como uno de los cuatro grandes maestros del Haiku, junto a Yosa Buson, Kobayashi Issa y Masaoka Shiki. Bashō cultivó y consolidó el Haiku con un estilo sencillo y con un componente espiritual.
Precisamente la galería de arte comunitario Espacio Altamira, en la urbanización capitalina de El Vedado, acoge sobre sus paredes los poemas y las pinturas sobre estos realizadas por las miradas tiernas e inquietas de Leyanis Arbolaez Rodríguez, Lucía Bordón Pardo, Olivia Peña Casanave y Paula Peña Casanave, de la escuela secundaria básica Guerrilleros de América, de Plaza de la Revolución, que integran el Taller “En clave de Haiku”, dirigido por el profesor Jorge Braulio Rodríguez, decano de la facultad de artes visuales del Instituto Superior de Arte (ISA).
Braulio Rodríguez señala a Granma Internacional que el Taller está diseñado como una actividad complementaria para la formación de valores en niños y jóvenes interesados por el arte en sus distintas manifestaciones.
Puntualiza en particular que los procesos sensitivos, intelectuales y expresivos que acompañan la creación y apreciación critica de este género poético, nacido en Japón en el siglo XVII, resultan afines con aquellos que construyen el trasfondo poético de la plástica, el teatro, la música, la danza y el audiovisual.
Al preguntársele por esta sorprendente forma de expresión nipona, nuestro interlocutor explica que el Haiku tradicional es, por su propia índole, una peculiar opción para desarrollar capacidades de lectura, a partir de las vivencias personales, del contacto con la naturaleza. “Aquí el poeta le presta su voz a la naturaleza para que esta se exprese”, acota.
Indica que una denominación clásica postula que el “Haiku es simplemente lo que está sucediendo en este momento en este lugar…”; partir del aquí y ahora, como puntos de arranque para la creación; mantenerse alerta frente a las disímiles incitaciones de los mundos que somos y construimos son solo algunas de las muchas posibilidades al alcance de quienes transitan los senderos del Haiku.
Significa que Octavio Paz, Premio Nobel de Literatura en 1990, nos recuerda cómo a partir de Bashō, “el Haiku se convierte en la anotación rápida, verdadera recreación de un momento, exclamación poética, caligrafía, pintura y escuela de meditación, todo junto”.
El Decano de la facultad de artes visuales del ISA tiene la intención de extender este Taller a otras escuelas, esfuerzo que considera importante en la educación artística de niños y jóvenes, y que será “la base después del edificio de la ética y los valores que en ellos queremos sembrar y desarrollar”, afirma.
Así pues quienes visiten la galería de arte comunitario Espacio Altamira encontrarán un ambiente de sensibilización plástica y literaria; como una posibilidad para sentir, reflexionar y sentir una vez más, espiral insaciable que libera.
Fuente: Granma Internacional